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La resurrección de Notre Dame une al mundo en París

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En una jornada marcada por la solemnidad y la expectación, Notre Dame de París, símbolo icónico de la fe, el arte y la resistencia, abrió nuevamente sus puertas al público este sábado, después de cinco años y medio de meticulosos trabajos de restauración. El devastador incendio de abril de 2019, que casi consumió por completo el corazón espiritual de la Ciudad Luz, dio paso a un esfuerzo monumental que culminó en una reapertura celebrada por líderes mundiales, expertos en patrimonio y visitantes de todo el mundo.

La ceremonia de reapertura reunió a una impresionante lista de dignatarios internacionales, encabezada por el presidente francés Emmanuel Macron, quien desde el inicio convirtió la reconstrucción de la catedral en una misión personal. Macron, que atraviesa dificultades políticas, recibió a unos 40 líderes mundiales, entre ellos Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, en su primer viaje internacional tras las elecciones de noviembre, y Volodímir Zelenski, mandatario ucraniano, cuya presencia generó expectativas sobre un posible diálogo con Trump. También destacaron figuras como el príncipe Guillermo del Reino Unido, Alberto de Mónaco, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y la primera dama estadounidense Jill Biden.

El evento, originalmente planeado para incluir actos al aire libre, tuvo que adaptarse a las inclemencias del clima. Fuertes ráfagas de viento obligaron a trasladar la ceremonia íntegramente al interior del templo, resguardando a los asistentes en el renovado espacio gótico. En su interior, el arzobispo de París, Laurent Ulrich, lideró una misa cargada de simbolismo espiritual, mientras un espectáculo musical grabado previamente con estrellas francesas e internacionales preparaba el ambiente para la transmisión televisiva de la ceremonia.

La reapertura no solo marca un hito arquitectónico, sino también un triunfo cultural. Durante más de cinco años, un equipo de 2 mil obreros y artesanos trabajó incansablemente para devolverle a Notre Dame su esplendor original. La restauración no se limitó a reparar los daños visibles; incluyó una limpieza profunda de su piedra caliza, la reconstrucción de su icónica aguja y la restauración de sus campanas y frescos. Cada detalle fue considerado para garantizar que los visitantes experimenten una catedral como nunca antes: luminosa, vibrante y majestuosa.

El impacto de Notre Dame trasciende lo religioso. Antes del incendio, la catedral recibía 12 millones de visitantes al año. Ahora, se estima que el número aumentará a 15 millones anuales, lo que la convertirá en uno de los destinos más visitados del mundo. Para manejar esta afluencia, se implementaron medidas como un sistema de reservas en línea y una aplicación educativa en varios idiomas que guiará a los turistas en un recorrido simbólico desde la oscuridad hacia la luz, un reflejo del mensaje espiritual de la catedral.

La restauración también abarca nuevas creaciones contemporáneas, como el mobiliario litúrgico diseñado por Guillaume Bardet, que incluye un altar y una pila bautismal en bronce, y una alfombra ceremonial meticulosamente restaurada. Estas piezas, junto con los tesoros históricos de la catedral, crean un diálogo único entre el pasado y el presente, resaltando el continuo renacimiento de Notre Dame como centro de la fe y la cultura.

El acto inaugural de la reapertura de Notre Dame incluyó una misa donde el gran órgano de la catedral volvió a resonar en sus históricas naves. Posteriormente, se llevó a cabo un concierto con artistas internacionales como Pharrell Williams, Angélique Kidjo y destacados músicos clásicos, entre ellos las sopranos Nadine Sierra y Pretty Yende, el tenor Benjamin Bernheim, el pianista Lang Lang y la violinista Renaud Capuçon. Este evento fue acompañado por la Orquesta Filarmónica de Radio Francia, bajo la dirección del reconocido Gustavo Dudamel.
 

Mientras París celebra este renacimiento, el futuro de Notre Dame promete más transformaciones. Un ambicioso proyecto de revitalización de sus alrededores, liderado por el paisajista Bas Smets, planea añadir 20 mil metros cuadrados de espacios verdes y áreas peatonales. Este rediseño incluirá un “microclima” creado mediante vegetación y fuentes de agua, así como una conexión directa con la cripta arqueológica de la Île de la Cité, integrando historia y modernidad en un solo lugar.

La reapertura de Notre Dame no solo es un tributo a la habilidad humana y la perseverancia, sino también un recordatorio del papel unificador de este monumento. En palabras de Olivier Josse, secretario general de la catedral, “una catedral es un edificio que se construye para la gloria de Dios”, pero también para el pueblo que encuentra en sus muros un reflejo de su propia resiliencia. Con su retorno, Notre Dame se reafirma como el corazón palpitante de París, un símbolo eterno de esperanza y comunidad.

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