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PALABRAS MÁS

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¡Memes y censura!

Grito que no creo en nada y que todo es absurdo,

pero no puedo dudar de mi grito y necesito, al menos,

creer en mi protesta

Albert Camus

 

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

 

Un signo inequívoco del siglo XXI son los avances tecnológicos. Ya se vislumbraban desde finales del siglo pasado, cuando comenzó la carrera espacial. Luego se llegó a la Luna en 1969 y la ciencia ficción dio rienda suelta a sus historias: que si vivir en Marte, que si íbamos a ser exterminados por extraterrestres en el año 2000, que si las máquinas y las nuevas inteligencias iban a someter a la humanidad para mandar ellas, que si el Terminator o RoboCop…

 

Hoy estamos viviendo la era de la Inteligencia Artificial, la época de las redes sociales y las plataformas digitales. En este mismo espacio le conté, no hace mucho, que asistí a una conferencia entre especialistas en nuevas tecnologías. Más allá de lo ético y lo moral —factores esenciales, incluso para cuidar los recursos que se consumen al usarlas—, mencionaban que la tecnología está completamente rebasada, incluso para las propias empresas que la controlan. Todos los días surgen, como hongos, nuevas plataformas y redes que se usan para todo, para lo bueno y lo malo. Nacieron libres, y es muy difícil ponerles el cascabel.

 

No hay duda de que ese espacio virtual llamado internet se ha convertido en un campo de batalla, incluso político. Un lugar intangible donde sucede de todo y donde se puede criticar a los poderosos. A varios eso no les gusta: se sienten amenazados por lo que no pueden controlar. De ahí la tentación de regularlo, algunos por seguridad, otros por moral; unos dicen proteger a los ciudadanos, pero en realidad protegen su poder.

 

Recientemente, y luego de los escándalos de corrupción que han salpicado al partido en el poder —y a la esfera más alta del gobierno—, el diputado Armando Corona Arvizu se aventó la puntada de presentar una iniciativa de ley para prohibir los memes y las imágenes generadas con IA que hicieran burla de los políticos mexicanos. Pronto se convirtió en motivo de burla: fue bautizada como la Ley Antistickers y el pobre legislador terminó siendo el escarnio nacional. Miles de imágenes inundaron las redes hasta que no aguantó más y restringió sus cuentas para que nadie lo molestara. ¡Salió con la piel muy delgada! ¿O es que no hay problemas más importantes sobre los cuales legislar?

 

Es muy probable que otros tengan las mismas intenciones, pero se las guardan. No quieren ser tachados de intolerantes. Vaya propuesta en un país donde el sarcasmo, el albur y el doble sentido son parte de lo cotidiano. Aunque un meme no es lo mismo que el cartón de un monero, el fondo es el mismo: la burla, la crítica. Y aquí tenemos una tradición que viene desde José Guadalupe Posada, reconocida en todo el mundo. Afortunadamente la iniciativa no prosperó, pero de que lo van a seguir intentando, seguro que sí.

 

Entre los países que han buscado someter las redes y plataformas digitales están China, Irán, Turquía, Alemania, Sri Lanka y Arabia Saudita. En todos ellos, los ciudadanos han encontrado maneras de darle la vuelta a las restricciones. Los motivos que alegan los gobiernos son los mismos: seguridad nacional, orden público, protección moral o cultural, control del discurso político, lucha contra la desinformación o el discurso de odio. Pero el resultado casi siempre es el mismo: censura, prohibición y vigilancia bajo el disfraz de “soberanía digital”.

 

Para México, y para cualquier democracia que se respete, esos ejemplos deberían servir como advertencia: regular no equivale a censurar, a menos que nos dejemos. La ley debe proteger al débil, pero también al crítico; debe proteger al pueblo, no al poder que teme a la verdad. Porque si el internet que regulamos hoy es el mismo que mañana nos censurará, ¿qué clase de libertad nos quedará?

 

Escríbeme tus comentarios al correo suartu@gmail.com y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_.

 

Hasta la próxima.

ARTURO SUÁREZ

Todos los miércoles por la 1530 de AM en punto de las 20:00 horas, conduce el programa La Otra Frecuencia, periodismo con consciencia.

Twitter: @arturosuarez
Correo: suartu@gmail.com

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