Artículo
El inacabable Orson Welles…
por glen rodrigo magaña
El niño prodigio que quedara huérfano a la edad de 15 años, formado e influenciado por el teatro de Shakespeare, en su adiestrada voz, estremeció a todo su país al dar vida a la pesadilla literaria de H. G. Wells en la radio, alcanzó la cúspide hollywoodense como un novel cineasta creador del “Rosebud” con uno de los rollos más aclamados de toda la historia del cine, su ingenio fílmico denunció las atrocidades nazistas en los años cuarenta, galardonado en cuatro categorías dentro de Cannes, mostró en plano secuencia y de forma única las facetas existencialistas de los villanos en la pantalla grande, columnista en temas políticos, culturales y sociales, vivió el destierro creativo de una industria hipócrita, esa que tiempo después le otorgara un “Oscar honorífico”, pero que al mismo tiempo le negara su apoyo. Extraordinario actor, narrador y dramaturgo, se casó tres veces, mantuvo muchos romances, tuvo cuatro hijos y al final, su vida y obra demuestran que, lo inconcluso, es el factor en la vigencia del gran Orson Welles.
Más que un artículo o un perfil periodístico, es un ensayo dedicado a lo inconcluso, que entre líneas encara al autoengaño, el fracaso, la autocensura y la búsqueda exasperada por la resiliencia. Durante estos años de entintada ausencia, de acallar el verdadero gozo en lo escrito y colérico al autosabotear consciente o inconscientemente el factor creativo, la figura de un cineasta inacabable llamo mi atención, robusto como sus dotes artísticos, de voz profunda, un ser que en la palestra artística se esboza en blanco y negro, de genialidad a escrúpulo hollywoodense, alguien que de lejos es claramente reconocible, pero de cerca, suele ser caótico e indescifrable, hablamos del director fílmico, actor, locutor, conductor, dibujante, dramaturgo, periodista y creativo televisivo estadounidense… Orson Welles.
Inicios trágicos…
“Creo que ninguna palabra basta para explicar la vida de un hombre…”
Orson Welles (O.W.)
Kenosha o "lugar del pez lucio ", tierra del primer Rambler en el Wisconsin norteamericano, es el condado donde naciera George Orson Welles un 6 de mayo de 1915, digamos que era una localidad semillero del talento industrial automotriz, donde Richard Head Welles -padre de Orson-, destacara en el terreno del ciclismo, al inventar la lámpara de acetileno para bicicletas y ser fundador de la Badger Brass Manufacturing Company, además de ser descendiente de uno de los fiscales y políticos más queridos de Kenosha, Orson Sherman Head, motivo del nombre del cineasta.
Respecto a su madre, la pianista Beatrice Ives, fue una figura importante como sufragista en Wisconsin, así como ser presidenta de la Comisión de Educación de Kenosha y una destacada artista local. Además, Orson tenía un hermano, Richard “Dickie” Ives Welles, diez años mayor.
En 1917, Badger Brass fue comprada por CM Hall Lamp de Detroit, el señor Richard Head recibiría una gran suma por la venta de su empresa, la familia Welles se mudaría a Chicago en 1918, pero este delirio por la riqueza fue la perdición de Head, hundiéndose en el alcoholismo y destinos carnales. Mientras que la señora Beatrice, cuentan que encontró consuelo en el médico familiar, el Dr. Maurice Bernstein, apodado “Dadda” por el mismo Orson y en 1919, la señora Ives decide separarse de Richard Head Welles.
El pequeño Orson, recibió educación musical de su madre durante los inicios de la década de los veinte, incluso ubican que la primera aparición de Orson Welles en un escenario fue a los tres años con la soprano italiana Claudia Muzio, en la ópera Madame Butterfly, como el hijo ilegítimo de Cio-Cio San y B. F. Pinkerton, pero el 10 de mayo de 1924, a consecuencia de una hepatitis crónica, Beatrice Ives fallece en un hospital de Chicago, desde ese momento, Orson abandonó la música.
Ingresa a su primera escuela en 1925, la Washington School de Madison, Wisconsin, donde dentro del Campamento para niños de Indianola en el Parque Estatal Gobernador Nelson, dirige y actúa su primer protagónico, con una adaptación de la novela de Robert Louis Stevenson, Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
En 1926 se incorpora a la Todd School for Boys en Woodstock, Illinois, ahí se entrega por completo al arte escénico y desarrolla diversos papeles en las puestas en escena The Servant in the House, Dust of the Road ó Nativity play, así como elaborar su primer aporte radiofónico para la radio escolar con una adaptación de Sherlock Homes escrita y narrada por él. The Madison Journal -periódico local de Wisconsin-, le otorgaría su primera reseña en una nota titulada como “Dibujante, actor y poeta -y solo tiene diez años- “, y tiempo después, dentro del periodismo, comenzaría a colaborar con The Highland Park New de Illinois de julio de 1928 a septiembre de 1930.
Las vacaciones dentro de los años posteriores a la muerte de su madre, serían entre el Dr. Bernstein o “Dadda” y su padre Richard Head. En lo que se refiere a su hermano “Dickie”, no está muy clara la fecha exacta, pero en esos tiempos, fue internado en un sanatorio de Kanakee durante diez años bajo el diagnóstico de demencia. Triste, ya que, al ser el hermano mayor, sufrió el impacto directo del divorcio de sus padres, el alcoholismo del señor Welles y la muerte de su madre.
El colofón en la infancia trágica de Orson Welles, fue la muerte de su padre el 28 de diciembre de 1930, meses antes, Orson había dado el ultimátum a Richard Head que no volvería a verlo a menos de que dejara la bebida. Richard Head, fallecería solo, en un hotel de Chicago a causa de una insuficiencia renal que le provocó un paro cardiaco a la edad de 58 años.
Shakespeare para el ingenio…
“Los optimistas son incapaces de comprender lo que significa adorar lo imposible…”
O.W.
El teatro es el fundamento artístico de Orson Welles, la substancia de su creatividad, el origen de su talento, con el apoyo de su nuevo tutor, Maurice Bernstein y las letras de un dramaturgo que lo influenciara el resto de su vida… William Shakespeare.
En 1931 se gradúa de la Todd School con una serie de ensayos titulados “The Complete Works of William Shakespeare” y realiza un viaje a Irlanda, donde recibe un contrato con la Dublin Gate Theater Company por el papel del Duque Karl Alexander en Jew Süss de Leon Feuchtwanger, además de participar en otros montajes en Inglaterra y Francia.
Regresaría a Estados Unidos en 1932, para escribir una serie de adaptaciones en tres volúmenes publicada como “Everybody's Shakespeare”. Al siguiente año viajaría a Marruecos y España, y cuentan que en Sevilla realizó su primera corrida de toros bajo el mote de “El Americano” con unos novillos comprados por él, pero pronto se daría cuenta que, aunque le encantaba la tauromaquia, lo mejor sería admirarla como espectador. En su regreso a Estados Unidos dirigió y actuó en la adaptación de Roger Hill Noche de Reyes para la Chicago Drama League. En aquellas fechas, el escritor y dramaturgo Thornton Niven Wilder, ganador de tres Premios Pulitzer, presenta a Welles con el director Guthrie McClintic y la actriz Katherine Cornell, matrimonio fundador de la compañía escénica MC & C, con quienes firmó un contrato como actor para realizar una gira con ellos de 36 semanas.
En el verano de 1934, participaría en el “Summer Festival of Drama” de la Todd School en Woodstock, donde conoció a la entonces actriz en formación Virginia Nicolson, con quien se casaría cuatro meses después, pero lo interesante de aquel festival escénico es que dentro de los tres montajes a cargo de Welles -Trilby, Hamlet y Tsar Paul-, surgió su primer filme con una cámara casera de 16mm de su amigo de la Tood School, William Vance, quien junto con otros estudiantes como Edgerton Paul, Blackie O'Neal y la señorita Nicolson, realizaron The Hearts of Age (1934), un cortometraje mudo con duración de ocho minutos inspirado por el expresionismo alemán, donde invirtieron dos horas, un domingo veraniego, en desarrollar esta cinta experimental, “La muerte” fue el papel que interpretó un lozano Orson Welles con 19 años de edad.
La adaptación teatral de la obra Panic escrita por Archibald MacLeish, drama que se desarrolla durante el crack financiero de 1929 y la caída del hombre más rico del mundo, un banquero llamado McGafferty, fue la llave para el encuentro de la dupla de genialidades, el productor de origen rumano John Houseman y la estrella escénica en acenso Orson Welles… era 1935.
Después de presentar esta feroz puesta en escena sobre el capitalismo voraz, el 14 de abril 1936, estrenarían en el Teatro Lafayette en Harlem, Nueva York, una de las joyas de la Negro Theatre Unit, la adaptación shakespeariana Black Macbeth, situada dentro de una secta en Haití bajo el sincretismo religioso.
La tercia de obras Houseman-Welles que agitaron al gremio escénico estadounidense fue consumado por Cesar en 1937, donde se muestra al titánico emperador romano Julio Cesar, pero bajo el uniforme del fascismo, esto colocó al creativo y al productor en la mirada artística, así como dar por resultado la creación de la Mercury Theatre. También en aquel año, Welles fue contratado por el cineasta Joris Ivens para ser el narrador del documental The Spanish Earth (1937), escrita nada más ni nada menos que por el célebre Ernest Hemingway, se dice que al calor de las discusiones en estudio y después de corregir a Hemingway en dos ocasiones sobre la falta de coherencia entre el texto y las imágenes, el galardonado escritor lo etiquetó de afeminado por sus delicadezas escénicas para el filme y terminaron peleándose a golpes, pero al final de esta peculiar afrenta creativa, estaba sentados como camaradas, codo a codo, con todo el estudio hecho un caos, contemplando el rollo antifascista español bebiendo whisky de la misma botella… ¡Cheers Mr. Hemingway!
La noche del 30 de octubre de 1938…
“Siempre me ha interesado más experimentar que conseguir…”
O.W.
El joven Welles con 23 años de edad, funda junto con Houseman en 1938 el proyecto radiofónico Mercury Theatre On The Air (MTA), así como recibir a su primogénita Christopher Welles Feder en aquel año, “el nombre de varón a mi padre le sonaba bien y eso fue suficiente” comentaría años después la hija del cineasta.
Bien, de regreso a la MTA, el 30 de octubre de 1938 a las 20:00 horas, una adaptación de La Guerra de los Mundos de H.G. Wells sacudiría los Estados Unidos, ya que la señal de un programa musical desde el Hotel Meridian Plaza de Nueva York sería interrumpida para dar un informe fuera de este planeta: “Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de última hora procedente de la Agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago, reporta que se ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez. Por increíble que parezca, tanto las observaciones científicas como la más palpable realidad, nos obligan a creer que los extraños seres han aterrizado esta noche en una zona rural de Jersey, son la vanguardia de un ejército invasor procedente del planeta Marte...”.
La histeria colectiva se esparció entre los 12 millones de escuchas aquella noche de otoño, los teléfonos de emergencia no dejaban de sonar, el pánico superó la ficción y a pesar de las advertencias, así como explicaciones de que era una dramatización, el país de las barras y las estrellas creyó que el dominio extraterrestre iniciaba en la Tierra.
El siguiente día, 31 de octubre de 1938, todas las primeras planas de los periódicos estadounidenses reseñaban la historia. En total se registran más de 12 mil artículos publicados y así, el nombre de Orson Welles, sería conocido por todo el país norteamericano como una genialidad bajo el sello de la MTA. Nadie en la historia, ha logrado una crónica de ficción tan realista como Welles, a quien algunos expertos en medios de comunicación lo catalogan como el pionero de las “fake news”.
El 9 de diciembre de 1938, la MTA cambiaría su nombre a “The Campbell Playhouse” como una serie dramática en vivo de la CBS Radio, que contó con 56 emisiones hasta el 9 de marzo de 1940. Así mismo, la Mercury Theatre presentaría su última obra escénica de larga duración Five Kings en el Colonial Theatre de Boston, en febrero de 1939.
La fama obtenida por Orson Welles, lo llevaría a firmar un contrato con la RKO Pictures el 22 de julio de 1939, con la tarea de realizar dos películas al año, pero sus dos primeros proyectos Heart of Darkness y The Smiler with the Knife fueron rechazados por la firma hollywoodense.
El “Rosebud” del joven ícono de Hollywood…
“Solo hay una persona que puede decidir lo que voy a hacer, y soy yo mismo…”
Citizen Kane (1941) - O.W.
Considerada como una de las cinco joyas del cine, Citizen Kane (1941), inició como todo filme, en una máquina de escribir. La visión de Welles como director, productor, actor y supervisor del guion, lo llevó a que la tarea de desarrollar la historia estuviera a cargo del excéntrico guionista Herman J. Mankiewicz, como buen escritor fílmico de la época, el alcohol, parrandas y damas de compañía sirvieron de inspiración, pero si deseas darte una idea de esto, el rollo Mank (2021) producida por Netflix te puede ampliar el panorama.
Después de diversos atrasos, en la tercera versión del guion, Citizen Kane estaba lista para rodarse, pero Welles desafiaría a uno de los hombres más poderosos de Estados Unidos ya que el personaje central, el magante de la prensa estadounidense Charles Foster Kane emulaba la imagen del entonces dueño de 28 periódicos de circulación nacional y congresista por el partido demócrata en el distrito 11 de Massachusetts, William Randolph Hearst.
En Citizen Kane, Orson abriría uno de los enigmas profundamente críticos en la historia del cine, relacionado a una palabra, “Rosebud”, en el filme se relaciona al nombre del trineo en la infancia de Charles Foster Kane, así como el ancla u objeto que significa felicidad, pureza y autenticidad en el personaje principal, a tal grado que es la última palabra que menciona Kane antes de morir, pero en la vida de Hearst, era como nombraba a la parte más íntima de su amante, la actriz Marion Davies, traducido literalmente como “el capullo de rosa”, -usted entenderá a lo que me refiero-, provocando que Hearts buscara a toda costa que la ópera prima de Welles no se proyectara, abucheándola antes de su estreno desde su imperio mediático y con constantes amenazas a RKO.
El rodaje inicio 29 de julio y terminó hasta mediados de octubre de 1940, fechas en las que Orson se divorciaría de Virginia Nicolson y junto con las presiones con Hearts, alargaron la presentación, pero finalmente el filme se estrenó el 1 de mayo de 1941 en el teatro RKO Palace en Broadway, Nueva York.
La cinta fue nominada a nueve premios de la Academia, pero las presiones de Hearts parece que rindieron algún tipo de fruto, ya que solo logró un Oscar compartido con Mankiewicz a “Mejor guion original” y una teoría apunta de que la estatuilla se logró gracias a que Mankiewicz “Mank” era amigo de Marion Davies. Mientras que Hearts, le regresaría la bofetada a Welles, como si su talento fuera solo gracias a “Mank”, pero el hecho es que Citizen Kane, fue, es y será el filme más popular de Orson, así como un rollo referente en la historia del cine, al colocar a Welles como cineasta en la cúspide de la industria fílmica con su primer largometraje.
Los convulsivos años cuarenta…
“Todo en mí es contradicción, al igual que en cualquier otra persona. Todos estamos hechos de oposiciones. Vivimos entre dos polos…”
O.W.
La novela Santa (1903) de Federico Gamboa, sería adaptada a un guion cinematográfico realizado por el propio Welles en noviembre de 1941, la razón es muy sencilla, un volcánico romance con la entonces “reina de Hollywood”, la actriz duranguense Dolores del Río, quien, en un arrebato novelesco, se separaría del aclamado gerente artístico de la Metro-Goldwyn-Mayer, Cedric Gibbons, en los tiempos de rodaje de Citizen Kane. Orson, afirmaría que estuvo “obsesionado por ella -Dolores del Río- durante años", desde su sensual interpretación de la princesa tribal “Luana” en la cinta Ave del paraíso (1932), pero el fuego se consumiría tres años después, cuando Welles la ignorara por otro Rio, el de Janeiro, en un embeleso fílmico por las costas cariocas llamado It´s All True, un largometraje documental de alcance continental, que originalmente incorporaría la historia del jazz -donde trabajó incluso con el mismo Duke Ellington-, las tradiciones mexicanas, fiestas brasileñas, así como costumbres sudamericanas. Tanto Santa como It´s All True, nunca lograron concretarse o no al menos, como pretendía el cineasta.
El segundo filme de Orson Welles, fue The Magnificent Ambersons (1942), adaptación de la novela de 1918 ganadora al Premio Pulitzer de Booth Tarkington, titulada en España como Soberbia y en Latinoamérica bajo el nombre de El Cuarto Mandamiento, que fuera escrita, producida, narrada y dirigida por Welles, quien inició el rodaje el 28 de octubre de 1941 y terminó su última escena el 31 de enero de 1942. A la par del rodaje fílmico, el cineasta continuaría su carrera en la radio de la CBS con el programa Orson Welles Show junto con el staff de la Mercury Productions de septiembre de 1941 a febrero de 1942.
Cuando Orson se va a su nuevo proyecto cinematográfico -It´s All True- en Brasil el 4 de febrero de 1942, había dejado una versión de 132 minutos de The Magnificent Ambersons, pero la RKO al ver el corte del director, decidió quitar una hora de grabación y añadir otras escenas, grabadas por otros cineastas. Tiempo después, Welles comentaría ante la prensa: “Al hacer esto destruyeron a los ‘Ambersons’ y al destruirlos, me destruyeron a mí también”. A pesar del mal trato al corte del director y la destrucción de la hora grabada, el segundo rollo de Welles, se encuentra en la preferencia de la crítica dentro de las encuestas más reconocidas a las mejores películas de todos los tiempos, logró cuatro nominaciones a los Premios de la Academia -incluyendo “Mejor Película”-, así como formar parte de la National Film Registry (NFR) en 1991.
En 1941, hubo otro rollo donde participó Welles, Jorney into fear (1943) o Estambul en español, un thriller de espías basado en el libro homónimo de Eric Ambler, donde Orson iniciaría el rodaje y se le considera como coescritor, pero ante la carga de trabajo dejaría la tarea en manos de Norman Foster. Al final, su principal función fue la de productor del filme, así como realizar el papel del “Coronel Haki” e incorporó al reparto a su amada Dolores del Río, con el personaje de la seductora bailarina “Josette Martel”.
Continuaría su labor en la radio después de ser considerado no apto para el servicio militar, produciendo programas con fines de apoyo a las tropas estadounidenses para CBS en 1943, junto con un espectáculo de carpa en beneficio de la armada de los Estados Unidos, llamado The Mercury Wonder Show, con actos circenses y una banda de jazz en vivo, donde Welles mostraría sus dotes como mago y fue ahí donde comenzó su relación con la actriz Rita Hayworth, considerada en aquellos tiempos como la “sex symbol” de América, apodada por la prensa como la “Diosa del amor”. Se casaría con Hayworth en aquel año y el 17 de diciembre de 1944, tuvo con ella a su segunda hija, Rebecca Welles.
Welles participó como actor en el drama cinematográfico de Robert Stevenson, Jane Eyre (1944), basado en la novela de Charlotte Brontë con el papel de “Edward Rochester” y en aquel tiempo, también formaría parte de las voces simpatizantes en la reelección del presidente Franklin D. Roosevelt, y en enero de 1945, iniciaría su columna periodística “Orson Welles’ Almanac” -que cambiaría meses después con el título “Orson Welles Today”- para el New York Post, donde su postura demócrata antifascista y sus opiniones liberales, llamaron la atención del Buró Federal de Investigaciones (FBI), al catalogarlo en sus archivos como “comunista y una amenaza para la seguridad interna”. El detonante de la “cacería de brujas” de la agencia estadounidense, fue una reseña que Orson publicara en mayo de 1945, sobre el reciente filme Iván el Terrible del aclamado cineasta ruso Serguéi Eisenstein, con quién compartiría una prolífica correspondencia en los años de postguerra.
El filme The Stranger (1946), daría énfasis a la ideología política de Welles, una joya del cine negro, dirigida y protagonizada por el mismo Orson, donde encarna de forma impecable al personaje de Franz Kindler, un cruel nazista que se oculta en una pequeña ciudad de Connecticut bajo la fachada del profesor Charles Rankin y que, por cierto, fue la primera película hollywoodense en presentar material de filmación real acerca del Holocausto.
En el circuito escénico, en mayo de 1946, estrenaría la adaptación teatral de la famosa novela de Julio Verne, Arround the World in 80 Days, con un tratamiento visual del cine mudo, inspirado en filmes de George Méliès y musicalizado por el gran Cole Porter en el Adelphi Theatre de Nueva York.
La cuarta película de Orson Welles, La Dama de Shanghái (1947), digamos que fue el declive de su matrimonio con Rita Hayworth, donde Welles participaría con el papel del marinero Michael O'Hara y Hayworth interpretando a la sexy Elsa "Rosalie" Bannister. Los tabloides encumbraban a la pareja, pero la realidad era otra, ya que, en el rodaje, Orson prefería irse de juerga con coristas y actrices -una de las que se rumora que fue su amante en aquella época era Judy Garland-, mientras que Rita ahogaba su desilusión con alcohol, lo que provocó que se divorciaran en 1948.
Dentro de su fascinación por “El Bardo de Avon”, Welles adaptó, dirigió y actuó en dos rollos del genio de la dramaturgia británica, Macbeth (1948) y Otelo (1952). La segunda cinta tardo más de tres años en realizarla, presentándola en la edición número cinco del Festival Internacional de Cine de Cannes, donde obtuvo la “Palma de Oro “.
Algunos otros datos durante los años cuarenta, son que Charles Chaplin, en 1944 compraría los derechos como “idea original” a Welles de la cinta Monsieur Verdoux (1947) y en 1949, Orson formó parte del elenco en el icónico thriller El tercer hombre, con el papel del cínico Harry Lime, dirigido por Carol Reed, varios críticos afirman que su participación en esta cinta, forma parte de las tres mejores actuaciones que Welles realizó.
Los planos del villano…
“- Vamos, léeme el futuro.
-No tienes futuro.
- ¿Qué quieres decir?
- Se te acabó el futuro. ¿Por qué no te vas a casa?”
Touch of Evil (1958) – O.W.
La franca “Ciudad de la luz”, estrenó en 1950 la puesta en escena The Unthinking Lobster, dirigida por Welles y que criticaba la crueldad de la industria hollywoodense.
En 1953, el cineasta estadounidense fracasa en su intento de llevar a la pantalla grande tres cuentos de la Baronesa Karen Blixen, año en la que conoció a la aclamada escritora danesa, sería hasta quince años más tarde cuando lanza el filme The Inmortal Story. Paris by nigth (1968), adaptación de la colección Anecdotes of Destiny de Karen Christence Blixen-Finecke.
Durante 1954, realiza el rodaje de Mr. Arkadin (1955), coproducción entre Francia, España y Suiza, en su reparto aparece la hermosa actriz Paola Mori con quien se casó en Londres en 1955, al ser su tercera esposa y la madre de su última hija, Beatrice Giuditta Welles. El filme es recordado por una fábula narrada por el multimillonario Gregory Arkadin, interpretado por Orson Welles: “Había un escorpión que quería cruzar el río y le pide a una rana que lo cargue al otro lado. ‘No, no, gracias’, le contesta la rana, ‘si me llevas en la espalda me podrías picar con tu aguijón y tu veneno es mortal’. ‘¿En dónde está la lógica de eso?’, contesta el escorpión, ‘si te pico, tú morirás y yo me ahogaría’. Esto convenció a la rana, que accedió a llevar en su espalda al escorpión. Sin embargo, cuando iba a la mitad del río, la rana sintió un gran dolor y se dio cuenta de que el escorpión la había picado. ‘¡Lógica!’, gritó la rana, mientras moría, llevándose al escorpión con ella, ‘¡no hay lógica en esto!’. ‘Ya sé’, dijo el escorpión, ‘pero no puedo evitarlo: es mi naturaleza’”.
La mayoría de la filmografía de Welles destaca por sus villanos, quienes son el aporte reflexivo de su narrativa fílmica, el catalizador de su crítica, reflejo de la distensión social y quizás un acercamiento claro es Touch of Evil (1958) o castellanizado como Sed de mal, donde Orson encarna al corrupto y caótico capitán de policía Hank Quinlan, que contó con las brillantes actuaciones de Charlton Heston, Janet Leigh, Joseph Calleia, Akim Tamiroff y Marlene Dietrich, bajo el sello de la Universal-International Pictures. Joya del “film noir”, con un increíble plano secuencia y para muchos críticos su segundo mejor rollo, donde el ingenio de Welles fue el adaptar una novela simple de Whit Masterson, en una obra maestra de la cinematografía, por cierto, sin gloria, ni nominaciones de los Estados Unidos en aquella época, solo contó con el galardón de la Federación Internacional de Críticos de Cine en la Feria Mundial de Bruselas de 1958, además de que tuvo que ser estrenada en Europa, para no herir con verdades o exhibir las fallas del sistema de justicia estadounidense.
En julio de 1957, iniciaría un ambicioso proyecto fílmico, Don Quixoje, basado en la novela de Cervantes, pero colocando al delirante caballero en un entorno moderno, una mezcla de cine experimental con literatura de caballerías del siglo XVII, donde participó su “Dulcinea italiana” Paola Mori. La obra cervantina de Welles fue una de sus mayores frustraciones, ya que no logró culminarla, pero en 1992, la firma ibérica El Silencio, logró armar y dar un cierto orden a las secuencias grabadas por el cineasta en España y México de 1957 a 1963, lanzando el filme Don Quijote de Orson Welles.
Otra de las facetas creativas de Welles sería expuesta a mediados de la década de los cincuenta, hablamos de sus dibujos, los cuales formaron parte de una serie de seis cortos televisivos de la BBC llamada “Orson Welles' Sketch Book” y que en el 2018 retomara el documentalista irlandés Mark Cousins en su cinta The Eyes of Orson Welles, al acceder de manera exclusiva a cientos de dibujos y pinturas privadas de Orson para sumergirse en su arte visual, otorgadas por la hija del cineasta, Beatrice Welles.
Welles, en la edición número 12 del Festival Internacional de Cine de Cannes, obtendría su único galardón como “Mejor actor” en el filme Compulsion (1959) de Richard Fleischer, por su papel del abogado “Jonathan Wilk” con su extraordinario argumento final contra la pena de muerte en el juicio de los homicidas y altivos estudiantes burgueses, Artie Strauss y Judd Steiner.
Filosofía wellesiana…
“Es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta…”
O.W.
El trabajo escénico de Orson Welles culminaría en 1960 con dos obras: Chimes at Midnight, estrenada en el Grand Opera House de Belfast, donde interpretó al robusto Sir John Falstaff, que años más tarde adaptara esta fusión de reyes shakesperianos en la pantalla grande y El rinoceronte, escrita por Eugène Ionesco bajo la dirección de Welles, considerada una de las puestas más destacadas en el “Teatro del absurdo”, montada en el Royal Court Theatre de Londres en abril de aquel año.
Las letras inconclusas de Franz Kafka, El proceso, fue la única cinta distópica dirigida por Welles, el filme lanzado en 1962, muestra la opresión psicológica en una sociedad deteriorada donde cualquier persona puede ser enjuiciada sin razón alguna, dominando a los individuos en la angustia y en la búsqueda de algo llamado “justicia”, un anzuelo que nunca lograrán alcanzar a menos que dejen de existir.
Mientras rodaba este filosófico rollo, Orson conocería a la escultora, escritora y actriz croata Olga Palinkaš, conocida como “Oja Kodar” en Zagreb, Yugoslavia, último amor del cineasta, aunque nunca se divorció de Mori. Cuentan que la actriz italiana se enteraría del romance con Kodar hasta 1984 y otros biógrafos apuntan que fue desde mediados de los años sesenta, cuando Welles se distanciara de Paola Mori.
En 1965 se estrenaría Campanadas a medianoche, ganadora de la “Palma de oro” en el aniversario número 20 del Festival de Cine de Cannes y considerada por el mismo Welles, su mejor filme, adaptación de su puesta en escena de 1960 donde rinde homenaje a su ídolo William Shakespeare, al fusionar textos de las obras Enrique IV, Ricardo II, Enrique V y diálogos de Las alegres comadres de Windsor. Bajo la filosofía de “Falstaff”, Welles vuelca su desprecio hacia la burguesía y sus absurdos “valores aristocráticos”, un argumento claro, es la respuesta de sir John Falstaff sobre “el honor” respecto a la batalla de Shrewsbury: “¿Y si el honor me empuja hacia adelante y me manda al otro mundo? El honor no puede reponerme un brazo, ni quitar el dolor de una herida, ni es diestro en cirugía. ¿Qué es el honor? Aire, sólo aire. ¿Quién lo obtiene? El que murió el miércoles pasado, ¿lo siente? No. ¿Es cosa insensible? Sí para los muertos, pero ¿puede vivir entre los vivos? No. Las malas lenguas no lo permiten. No quiero saber nada de él. El honor es un escudo funerario, este es mi catecismo”.
Otro de los filmes concluidos en aquella década fue The Inmortal Story. Paris by nigth (1968) -que mencioné anteriormente-, pero en el tintero de su filmografía quedarían títulos como: The Bible: in the beginning (1966) que realizara su amigo John Huston y donde Welles solo fuera coguionista del capítulo sobre “Abraham”, pero según el propio Orson pidió que se retirara su nombre en los créditos; El mercader de Venecia, que terminara en 1969 con un corte de 35 minutos de duración, pero a causa del robo de los dos únicos carretes sonorizados, solo quedaron fragmentos de la cinta y fue hasta el 2015, en el 72º Festival Internacional de Cine de Venecia, que se mostró una versión restaurada con el descubrimiento del guion original y las notas del compositor Angelo Francesco Lavagnino, la banda sonora fue interpretada durante la proyección por la Orchestra Classica di Alessandria y el rollo The Deep, basada en la novela Dead Calm de Charles Williams, nunca terminó de grabarse, se perdieron todos los negativos y solo se cuentan con dos copias de trabajo.
Además, Welles intento montar en teatro Lo que el viento se llevó, sin éxito en 1964, y durante 1965, busco consolidar su propia productora en España, pero al final, fue orillado a aceptar otros proyectos por falta de recursos.
El otoño del cineasta…
“Las mejores escenas suceden de forma accidental. Los accidentes son divinos, es lo que mantiene vivas a las películas…”
O.W.
En el otoño de 1970 -un 3 de octubre para ser precisos-, la Finca "Mi Gusto" ubicada en el barrio madrileño de Aravaca en España, propiedad de Orson Welles, sufrió un terrible incendio que se originó en la biblioteca del cineasta, más de mil libros, así como importantes grabaciones quedaron hechas cenizas, se afirmaba que algunos de los materiales perdidos eran un fragmentado documental sobre Goya, El Quijote “wellesiano”, así como la ópera prima y único filme silente de Orson que nunca llegó a proyectarse, Too Much Johnson (1938). Nunca se dieron datos exactos sobre las pérdidas en el incendio, y la verdad sobre estos filmes saldría a la luz mucho tiempo después.
Welles amaba la improvisación, cuentan que al momento de rodar no contaba con un método, se basaba en su intuición y eso ha sido una de las premisas de su ingenio. A inicios de los setenta, el maduro cineasta iniciaría lo que el denominó su “obra maestra”, hablamos de su filme más accidentado, experimental, autobiográfico y hasta psicodélico, The Other Side of the Wind, que se logró proyectar en 2018, bajo el sello de Netflix… 33 años después de su muerte.
El filme castellanizado como El otro lado del viento, fue protagonizado por John Huston, Bob Random, Peter Bogdanovich, Susan Strasberg y la sensual Oja Kodar, bajo la creación, producción y dirección de Welles, que muestra un documental biográfico estilo “home movie” del perfil de un cineasta veterano -Jake Hannaford, interpretado por Huston-, quien busca financiar en su día final su último largometraje, que es una especie de parodia del cine de autor europeo, pero cargada de ambiente setentero entre escenas eróticas, discotecas, el culto automotriz, locaciones desérticas y un sugerente discurso sobre sexualidad existencialista entre Oja Kodar como “la actriz o la india piel roja” y Bob Random, quien da vida al protagonista, el rebelde “Oscar ‘John’ Dale”. Digamos que este exótico rollo desarrolla una “narrativa incrustada” o mejor dicho “una historia dentro de una historia”.
En la entrega número 43 de los Premios de la Academia, dentro del Pabellón Dorothy Chandler el 15 de abril de 1971, John Houston presentó el “Oscar honorífico” otorgado a “Orson Welles por su superlativo arte y versatilidad en la creación de películas”. Welles no asistió y aunque su querido compadre Houston mencionara que se encontraba rodando un filme en el extranjero, lo cual no era cierto, la realidad es que Orson reaccionó con su ausencia a la indiferencia, hipocresía y rechazo de la industria hollywoodense con sus glamurosas firmas, con las que padeció por muchos años, así que envió un video con su discurso, en donde destacó lo siguiente: “Necesitamos al público; el público no nos necesita. Esa es la verdad. Realmente no llenamos una necesidad popular apremiante; tratamos de crearla. Y si no amáramos las películas tanto como el hacerlas, si no estuviéramos un poco locos con el tema, no habría ninguna película en absoluto. Atesoro este premio como una expresión de esta feliz locura, y que lo acepte, por favor, no es tanto por lo que pude haber hecho es por lo que espero hacer. Si Dios quiere, voy a hacer algunas películas que lo merezcan…”. En resumen, da a entender y de algún modo señala con una elegante indiferencia que, lo realizado en Hollywood, no es lo que lo destaca, más bien lo que de forma autónoma ha logrado, eso es lo que celebra, reconoce, así como acepta a la distancia, lejos de todo lo que representa la Academia, identificándose solamente en el público.
El ensayo fílmico Fraude (1973), fue presentado en el San Sebastián Film Festival sobre las falsificaciones de Elmyr de Hory, conocido también como “Dory-Boutin”, “Elmyr von Houry”, “Herzog”, “L. E. Raynal” o “Louis Nassau”, quien logró falsear millares de obras de Modigliani, Monet, Léger, Signac, Vlaminck, Van Dongen, Derain, Dufy, Matisse, Picasso, Renoir y Degas, colocándolas en museos de todo el mundo, bajo los textos biográficos del también falsificador Clifford Irving realizó sobre de Hory. Welles en su devoción por la pintura y el dibujo, muestra en este “falso documental”, una crítica sobre la estética en la creación artística, los límites de la realidad en la ficción, mentiras que afirman ser verdades en un circuito plagado de engaños, con un argumento donde la magia… radica en la estafa.
En 1975, para ser exactos, la noche del 9 de febrero Welles recibiría el “Premio a la trayectoria” por la American Film Institute, su discurso es uno de los más recordados, al citar a Samuel Johnson sobre el tema de las “contrariedades” y ejemplificar este concepto con su filme The Other Side of the Wind, que enmarcó como su “particular contrariedad”: “Los dejo ahora en falta de la elocuencia que esta gran ocasión merece con otra escena muy breve de la misma película, una parte de la cual vieron antes con John Huston y Peter Bogdanovich, solo como una despedida de alguien que recordará esta noche, no como una especie de visita de gala, sino como un muy feliz regreso a casa”, pero ese regreso nunca sucedió, digamos que en un intento desesperado por lograr financiar y terminar su última joya fílmica -The Other Side of the Wind-, la cual buscaba ser su cierre de oro y retorno glorioso después de su aclamado debut con Ciudadano Kane en 1941, solo logro la ovación hipócrita de una industria forzada a homenajearlo -o al menos, al tiempo así parece-, cerrando sus billeteras y dejando al “Maverick hollywoodense”, pastando nuevamente en el desérticas llanuras de la frustración.
Después de realizar algunos materiales para su programa de televisión The Magic Show, en 1978 Orson Welles realiza su última película, Filming Othello, que es un detrás de cámaras sobre su filme de 1951 Othello, el cual sería el primero de una serie de documentales sobre la creación de sus películas clásicas que no logró consolidar.
Roda al Maestro…
“Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Únicamente a través del amor y la amistad podemos crear la ilusión momentánea de que no lo estamos…”
O.W.
Además de apariciones a inicios de los ochenta en comerciales de vinos y otros productos para la televisión, en 1982, la cadena británica BBC le realizaría un programa especial, una entrevista de tres horas realizada por el productor, director y escritor de televisión Leslie Magahey, con fragmentos sobre la vida y obra del veterano cineasta bajo el título de “The Orson Welles Story”. Asimismo, el 22 de febrero de aquel año, recibió la “Legión de Honor de la República francesa” de manos del presidente François Mitterrand y participó como orador en una Reunión Nacional Antinuclear realizada el 12 de junio en el neoyorkino Central Park.
Cansado, con problemas cardiacos y diabetes, los últimos esfuerzos de Welles se enfocaron en realizar la cinta The Big Brass Ring en 1981, guion que fuera escrito junto con Oja Kodar y que culminara el director George Hickenlooper hasta 1999, así como una versión cinematográfica de King Lear en 1984, que, si bien pudo llevarla a cabo en 1953 para la serie de televisión CBS Omnibus, nunca logró realizar la película.
Otras participaciones en sus últimos años fueron en filmes como The Muppet Movie (1979), El secreto de Tesla (1980), el documental In Our Hands (1984), la voz de Unicron en The Transformers (1986) y en Hot Money (1986), pero al final, el eco de sus propias palabras cuando recibió el “Oscar honorífico” en 1971, lo alcanzó: “Ahora no soy más que un árbol de Navidad cuyas raíces han muerto. Las pequeñas agujas de mis ramas se van cayendo poco a poco y cada vez es más difícil reemplazarlas”.
El anterior discurso se fusiona y toma sentido con aquella impresión descrita por su puño y letra sobre el célebre D.W. Griffith, hablamos del creador de El nacimiento de una nación (1915), en un artículo publicado en Madrid, en mayo de 1965, cuando conoció a este pionero cinematográfico a finales de 1939, Griffith en su ocaso y Welles en sus fértiles inicios: “El cine, que él – Griffith-, prácticamente había inventado, se había convertido en un producto único de la cuarta industria más grande de América, y en el interminable engranaje de las gigantescas fábricas cinematográficas, no había lugar para Griffith. Era un exiliado en su propia ciudad, un profeta sin honores, un artesano sin herramientas, un artista sin trabajo. No es de extrañar que me odiara. Yo, que no sabía nada sobre cine, había obtenido el mayor grado de libertad jamás otorgado por escrito en un contrato de Hollywood. Era el contrato que él merecía. Estuvimos de pie bajo uno de esos árboles de Navidad rosados y tomamos nuestras bebidas mientras nos mirábamos el uno al otro como a través de un abismo sin esperanza. Yo lo amaba y lo veneraba, pero él no necesitaba un discípulo. Necesitaba trabajo. Nunca he odiado realmente a Hollywood, excepto por el trato que le dio a D. W. Griffith. Ninguna ciudad, ninguna industria, ninguna profesión ni forma de arte le deben tanto a un solo hombre…”.
Era otoño, un 10 de octubre de 1985, cuando el corazón del gran Orson Welles se detuviera a causa de sus afectaciones cardiacas en su casa de Los Ángeles, California, en los Estados Unidos, sus cenizas -como su última voluntad- reposan en un pozo ciego situado en un jardín de la finca Recreo de San Cayetano, Ayuntamiento de Ronda en Andalucía, España, propiedad del ex matador de toros y su amigo, Antonio Ordóñez, donde se lee la siguiente inscripción: “Ronda, al maestro de maestros”.
Me amarán cuando esté muerto…
“Tener un final feliz depende, por supuesto, de donde quieras que acabe tu historia…”
O. W.
El título de este último apartado, hace referencia al documental y detrás de cámaras de The Other Side of the Wind que Netflix lanzó en el 2018, -recuerdan, la historia dentro de otra historia-, hablamos del filme que incluye dos tramas ficticias que, en la narrativa una sucede en la realidad -la del último día del director veterano- y la otra es la historia que filma el mismo cineasta. En el reparto muestra a muchos directores reales de cine como improvisados actores, combina simultáneamente el largometraje con el documental, centrándose en un espejo generacional de un director viejo frente a uno joven, pero lo más relevante es que Welles se adelantaría 35 años a la moda de los cineastas contemporáneos, hablamos de los filmes biográficos con un cierto toque de realismo mágico, algunos ejemplos es el último rollo de Spielberg, Los Fabelman (2022) o Roma (2018) de Cuarón.
Esa visión del biopic, en su tiempo, fue despreciada por Hollywood, las razones: en primer lugar el rechazo a su enfoque independiente y de resistencia a los estándares de la industria; su reputación ante las grandes firmas cinematográficas, que lo colocaban como un director talentoso pero problemático, con diversos baches financieros y varios proyectos inconclusos; así como no lograr asegurar los fondos para la postproducción de las más de 100 horas de grabación que realizó para este filme. Lamentablemente, Welles falleció con este frustrante “casi” que tardo cerca de cuarenta años en ser lanzado.
Admirador de los cineastas John Ford y William Wyler, las actuaciones de Marlon Brando y Greta Garbo, la dramaturgia social de George Bernard Shaw, las letras de Hemingway, Fyodor Dostoyevsky, Joseph Conrad y Mark Twain, las obras de Leonardo da Vinci, Michelangelo, Pablo Picasso y Henri Matisse, así como el humanismo científico de Nikola Tesla, Welles -estemos de acuerdo o no-, es un creativo inmortal, al cruzar la frontera del tiempo con sus esbozos, retazos de celuloide, guiones empolvados y otros materiales que hasta nuestra época continúan descubriéndose.
Algunas de estas obras que no he mencionado son: The Deep (2012), adaptación de la novela de Charles Williams que terminó dirigiéndola Damián Chapa, quien se basó en un guion inacabado de Welles titulado como "Dead Reckoning"; The Dreamers (2002), basado en un par de relatos de Isak Dineson, rodado de 1980 a 1985, cayó en el olvido tras la muerte de Welles hasta que el Filmmuseum de Múnich reconstruyó algunas secuencias con una duración de 24 minutos; The Merchant of Venice (2004), adaptación de la obra de Shakespeare, en la que el cineasta británico Michael Radford descubrió una grabación en la que se escuchaba a Welles interpretando el papel de “Shylock” y que utilizó como base para la creación de esta versión cinematográfica protagonizada por Al Pacino; finalmente sumaré a esta lista, una de sus grandes rarezas, que es catalogada como realmente su primera película y que nunca se proyectó, el silente rollo Too Much Johnson (2013), que Welles filmó en 1938, la película nunca se completó debido a problemas técnicos y financieros, pero a inicios de 2013, los rollos originales fueron encontrados en un almacén en Italia, después se restauraron y digitalizaron para presentarse en la edición número 28 de La Giornata del Cinema Muto de Pordenone, donde se ofrece una visión de su proceso creativo en los primeros años de su carrera.
Respecto a sus biopics, destacan; RKO 281 (1999), película para televisión que se centra en la realización de Ciudadano Kane; Me and Orson Welles (2008), ambientada en la década de 1930, donde un joven actor consigue un papel en una producción teatral dirigida por Welles que mezcla realidad y ficción; así como Cradle Will Rock (1999), dirigida por Tim Robbins, quien incluye un retrato del joven Welles -interpretado por Angus Macfadyen- en la década de 1930 y sigue los acontecimientos en torno a una polémica producción teatral.
Además, entre sus principales biógrafos figuran Simon Callow, quien publicara la trilogía “wellesiana”: Orson Welles: The Road to Xanadu (1995); Orson Welles: Hello Americans (2006) y Orson Welles: One-Man Band (2015). El reconocido libro de Barbara Leaming, Orson Welles: A Biography (1985) o el profundo análisis de David Thomson en su obra Rosebud: The Story of Orson Welles (1996).
En lo inconcluso, sin lugar a dudas, está el legado y el estudio sobre Orson Welles, un tipo de cineasta que se adentró al existencialismo de Kafka, Camus y Sartre, envuelto en una feroz crítica al poder, la manipulación mediática, fílmica y la alienación social, con un embeleso por la naturaleza humana en términos shakesperianos, ligado a un sentimiento cervantino de la modernidad. Welles, es la mirada fílmica del bien y el mal, con villanos introspectivos en la ética del utilitarismo y el relativismo moral, que proyectó en personajes como “Charles Foster Kane”, “Falstaff” o “Harry Lime”, donde finalmente, citando al cineasta, “la verdad sobre cualquier hombre sólo puede calcularse mediante la suma de todo lo que se ha dicho sobre él” y definitivamente, garantiza su continuidad… en lo inacabable.
Estimados homoespacieros, les comparto los trailers de nuestra selección sobre los mejores cinco filmes de Orson Welles:
-Citizen Kane (Estados Unidos, 1941)
-Touch of Evil (Estados Unidos, 1958)
-The Tragedy of Othello: The Moor of Venice (Marruecos, 1951)
-Falstaff -Chimes at Midnight- (España, 1965)
-The Trial -Le Procès- (Francia, 1962)
-Bonus: Compulsion (Estados Unidos, 1959) -Actuación, argumento final-